Las empresas controlaban la producción, la distribución y la exhibición; esta última, la más importante. Sin embargo, la caída de la audiencia a las salas, a causa de la depresión económica de 1929 en Estados Unidos, obligó a Majors a reformular su sistema. Entonces, comenzaron a presentar funciones dobles además de los estrenos a un precio más asequible. Con esta estrategia, los estudios garantizaban a sus cadenas de salas los beneficios más elevados, ya que negaban a las salas independientes la posibilidad de presentar películas cuando ellas lo desearan.
Así se comenzó a ofrecer una segunda película de clase B por el precio de una.
Hacia 1935 las principales cadenas de cines habían adoptado este sistema de función doble. Al año siguiente el 75% de los cines habían adoptado el sistema de doble función.
Para esto todos los grandes estudios habían formado sus unidades especiales que se dedicaban exclusivamente a producir películas Clase B, manejadas por productores que conocían cada aspecto del cine de bajo presupuesto.
Como ejemplo cabe citar la creación del departamento de cine Clase B de
Los estudios no sólo producían estas películas de segunda función, sino que crearon los seriales, que también eran regidos por el sistema de Clase B. Estos aparecieron a comienzos de los años cuarenta (algunos estudios como Universal ya los emitían desde los años treinta, y algunos incluso antes), y eran películas emitidas en de diez a quince episodios. Estaban especialmente dirigidos a los niños, que podían ver las aventuras de Dick Tracy, El Cisco Kid, Hopalong Cassidy, Roy Rogers, Buck Rogers, Flash Gordon.
Los seriales murieron también con la llegada de la televisión en los años 50.
En 1948 un fallo judicial contra los estudios mayores de Hollywood los obligó a deshacerse de las cadenas de cine, ya que al estar en dominio de la producción, distribución y la exhibición fueron acusados de monopolio, violando la ley federal antimonopolio. Entonces la película de clase B destinada a una segunda función dejó de tener interés económico, por lo cual con el tiempo fueron desmanteladas las unidades que se dedicaban especialmente a las películas de bajo presupuesto.
Para colmo en los 50s la audiencia a los cines volvió a declinar. Esta vez en competencia con la televisión y los westerns de treinta minutos emitidos en televisión, eliminando totalmente el interés por la segunda función.
Igual siguieron produciéndose películas de bajo presupuesto, Clase B, en los estudios, incluso se crearon estudios especializados en películas clase B, como
Y al mismo tiempo florecieron las pequeñas productoras independientes, muchas de las cuales se dedicaron al cine de bajo presupuesto.
A fines de la década de 1950, se dio origen a un subgenero del cine B, el cine de clasificación Z, que tenía un presupuesto aún mas miserable y una edición más mala que su antecesor. Plan 9 From Outer Space, de Ed Wood, fue reconocida como primer película de serie Z que se hizo en la historia. Este film pretendía ser protagonizado por Bela Lugosi, pero al fallecer fue reemplazado por nada menos que el quiropráctico de la esposa de Ed Wood, que permaneció durante toda la película con un velo sobre su cara. A las naves espaciales se les podía ver claramente los hilos que las sujetaban y la trama puede llegar a ser la peor que se ha hecho en años.
A pesar de la denominación “clase B”, muchas de las películas que aparecieron por esos tiempos, se convirtieron en clásicos del cine, lanzando a directores y actores a la fama y al éxito. Películas como El último refugio (High Sierra, 1940), que catapultó a Humphrey Bogart a la fama, o La mujer pantera (Cat People, 1941) que le dio la entrada a Jaques Tourneur para hacer grandes películas clase A.
El cine Clase B también fue el campo de prueba de muchos directores. El cine clase B propició las condiciones para que los cineastas experimentaran y crearan nuevos lenguajes o abordaran temáticas menos comunes.
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